La principal función de una cubierta es proteger al resto del edificio, y a sus habitantes, de los agentes atmosféricos y otras agresiones externas.
Una correcta impermeabilización de la cubierta nos protege del agua de lluvia y de los daños que pueden provocar las filtraciones en el edificio.
Por otro lado, el aislamiento contribuye a la calidad de vida en su interior.
Sobre la correcta instalación del aislante y las membranas impermeabilizantes, existen dos opciones, cuya elección dependerá del tipo y uso que se dé a la cubierta plana:
- La impermeabilización se coloca encima del aislante. Es la llamada cubierta convencional, en que el aislamiento queda protegido del agua y otros agentes que puedan provocar su deterioro. Eso no significa que la impermeabilización quede debilitada ya que existen numerosas soluciones de láminas autoprotegidas, bajo protección pesada, ajardinadas, etc.
- El aislante se coloca encima de la impermeabilización. Es la llamada cubierta invertida, en que la impermeabilización queda resguardada de las dilataciones por cambios térmicos, las agresiones mecánicas y los rayos ultravioleta.
Según el uso de la cubierta y la solución empleada, es aconsejable instalar una lámina de desolidarización entre el aislante y la membrana, que será indicado por el instalador profesional de la cubierta.