La mejora de la eficiencia energética en los edificios y la construcción implica estrategias complejas cuya implantación es paulatina y lenta, con beneficios palpables para las ciudades, que lograrán un crecimiento sostenible y un beneficio destacado para sus ciudadanos.
La realidad, los edificios representan alrededor de un tercio de la totalidad de las emisiones de gases de efecto invernadero, así que son un objetivo principal para esgrimir estrategias que reduzcan su gasto energético.
Comparando con otros sectores económicos, el potencial es enorme en la reducción de emisiones:
Múltiples barreras recaen sobre aplicar una adecuada eficiencia energética en edificios, que se puede resumir como la diferencia entre las medidas de eficiencia que son técnicas y económicamente disponibles, y las medidas que realmente se implementan. Estas barreras impiden o disuaden a los actores de realizar acciones o inversiones sobre las construcciones para que sean energéticamente eficientes.
Si vemos las previsiones a futuro sobre las emisiones en el sector de la construcción según la Agencia Internacional de Energía (AIE), nos presenta un panorama negativo si no se crean unas condiciones económicas que permitan una transición sobre edificios con baja emisión de carbono, recordándonos que no es una problemática local, es a nivel mundial.
Las decisiones sobre los edificios en zonas urbanas se rigen por una mezcla de agentes públicos y privados con variadas formas de autoridad formal e informal sobre la que se debe de trabajar. No solo las administraciones locales tienen una variedad de mecanismos disponibles para influir en la eficiencia de los edificios sobre sus comunidades, sino que también aparecen otros agentes que intervienen, en menor o mayor medida, peor que la vez deben de tenerse en cuenta.
Las decisiones acerca de los edificios que tomamos hoy, sobre la forma de construirlos, diseñar y rehabilitar o reformar tendrán efectos duraderos sobre el uso de los recursos y servicios urbanos ya que, como muestra la imagen siguiente, los edificios tienen las esperanzas de vida más larga con referencia a las grandes inversiones que consumen energía.
Desde el informe Accelerating Building Efficiency — 8 Actions for Urban Leaders acuñado por World Resources Institute (WRI) nos proponen ocho acciones o estrategias para acelerar la eficiencia energética en las construcciones de las ciudades. Tácticas que esgrimen las bases a largo plazo de cómo mejorar energéticamente las edificaciones de los municipios:
Desde BMI apoyamos la eficiencia energética como modelo de desarrollo sostenible. Como agente interviniente en el proceso constructivo trabajamos diariamente para aportar nuestro granito de arena.
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