
El gas radón es un elemento radiactivo natural, invisible e inodoro, que se origina por la desintegración del uranio en el subsuelo y se acumula en los edificios a través de grietas y poros. La exposición prolongada a altas concentraciones de radón está científicamente vinculada al desarrollo de cáncer de pulmón, lo que ha impulsado una regulación estricta en Europa y España.
La reciente Instrucción IS-47 del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) es fundamental en esta evolución. Esta normativa desarrolla el Reglamento sobre protección sanitaria contra radiaciones ionizantes (Real Decreto 1029/2022) , transformando la gestión del radón —antes manejada con guías del Código Técnico de la Edificación (CTE)— en una obligación legalmente auditable. En esencia, la nueva instrucción convierte lo que era un 'debería hacer' en un firme 'debe hacer' para profesionales y empleadores.
Ante la creciente preocupación por el gas radón, BMI España ofrece un conjunto de soluciones constructivas eficaces y certificadas. Nuestra respuesta es integral y se basa en la combinación de sistemas de barrera y despresurización para garantizar la salud y la seguridad en cualquier tipo de edificación. Tal como explica Javier López en su entrevista en RNE del pasado 7 de noviembre, las soluciones de la compañía están "absolutamente contrastadas" en el norte de Europa, donde se ha trabajado en la mitigación del radón durante muchos años. Adicionalmente, informes técnicos de entidades como el CSIC confirman que los sistemas de BMI son soluciones eficaces de impermeabilización y drenaje, además de barreras probadas contra el gas radón en estructuras enterradas.
Para impedir el acceso del radón a las estructuras, BMI plantea esencialmente dos líneas de acción que, a menudo, se combinan para lograr la máxima eficacia:
Esta estrategia consiste en interponer una lámina totalmente estanca al gas radón. En este campo, ofrecemos la versatilidad de dos familias de productos de alta calidad. Por un lado, se encuentran las láminas bituminosas Anti-Radón, que además de actuar como barrera contra el radón, funcionan como una robusta impermeabilización del edificio. Dentro de esta gama, destacamos las opciones como y , láminas con betún elastómero de gran resistencia.
Por otro lado, cuando el proyecto requiere cubrir grandes extensiones o priorizar la velocidad de instalación en soleras, BMI propone los sistemas con láminas sintéticas Monarflex, siendo la membrana el elemento clave. Esta lámina de polietileno de baja densidad (LDPE) garantiza una barrera flexible y de alto rendimiento.
Una excelente forma de complementar la barrera es mediante la despresurización activa del terreno, un método que invierte el flujo de gases para extraerlos antes de que puedan acceder al edificio. Para ello, disponemos del . Estos elementos preformados se instalan bajo la solera, creando una red que favorece la captación del gas. A su vez, se conectan al exterior del inmueble mediante el accesorio , que canaliza el radón de forma segura hacia la atmósfera exterior.
*Se recomienda no conectar más de tres sumideros continuos a una misma salida para optimizar su eficacia.
Además, la integridad de cualquier barrera se mantiene gracias a nuestros complementos de sellado. Productos como el sellador líquido autonivelante son vitales para sellar los puntos singulares como pasos de tuberías, encuentros y solapes de las láminas, asegurando así la estanqueidad total del sistema.

Más allá del radón…
La elección de una solución anti-radón de BMI es solo el inicio de una colaboración integral para su proyecto. Puesto que la protección contra el radón se implementa en las estructuras enterradas, esto se enlaza intrínsecamente con las necesidades de impermeabilización de cimentaciones, donde nuestros sistemas bituminosos y sintéticos ya aportan una doble funcionalidad.
Sin embargo, como líderes europeos, nuestra experiencia abarca todo el ciclo de vida del edificio, desde el subsuelo hasta el techo. Por ello, al hablar de soluciones integrales, le invitamos a considerar nuestras gamas de productos para la cubierta. Ya sea que su proyecto requiera una o una (con la experiencia de Cobert o Tejas Cobert), BMI ofrece sistemas completos.
Finalmente, la consecución de un edificio eficiente y confortable pasa por incorporar nuestras soluciones de y , que trabajan en sinergia con la protección anti-radón para mejorar la habitabilidad y reducir el consumo energético. En definitiva, elegir a BMI es elegir un socio que le proporciona la calidad, el soporte técnico y la garantía necesarios para cada elemento constructivo de su obra.
La Instrucción IS-47 es un documento técnico que establece directrices claras para la medición del radón en el aire interior de los centros de trabajo. Su alcance no es universal, pero sí extremadamente relevante para miles de instalaciones en toda España. La normativa aplica de manera obligatoria a todos los centros de trabajo ubicados en los municipios que el CSN ha clasificado como de actuación prioritaria. Adicionalmente, se incluyen de forma explícita las empresas cuyas actividades se desarrollen en el subsuelo, como minas, túneles, aparcamientos subterráneos y cuevas turísticas.
Esta base científica robusta tiene una implicación directa para los profesionales. El valor de referencia establecido por la normativa es de 300 Bq/m³ (becquerelios por metro cúbico), calculado como una concentración anual promedio. Este valor es el umbral a partir del cual se activan obligaciones directas. Si se detectan niveles superiores, la empresa debe informar a los trabajadores y, de manera obligatoria, implementar medidas correctoras para reducir la concentración. Javier López, Flat Roof and Gas Radon Specification en BMI España, señala en la entrevista previamente mencionada que el objetivo de la normativa es claro: "no es aceptable que las personas resulten expuestas en su trabajo a un cancerígeno". Al requerir que los resultados de las mediciones se incorporen a la evaluación de riesgos laborales de la empresa y que se mantengan disponibles para inspecciones por parte del CSN o de la inspección de trabajo , la instrucción eleva la gestión del radón de una simple preocupación ambiental a una obligación de salud y seguridad laboral auditable. Esta transformación legal impone una responsabilidad directa sobre arquitectos, ingenieros, promotores y gestores de instalaciones, quienes ahora deben considerar el riesgo del radón desde las primeras fases de un proyecto, tanto en obra nueva como en rehabilitación, y garantizar su mitigación.
La normativa es muy específica en cuanto a la metodología para realizar las mediciones, garantizando la fiabilidad de los resultados. Las mediciones deben llevarse a cabo en los espacios interiores de la planta baja y las plantas bajo rasante del centro de trabajo. Se define una zona de ocupación habitual como aquella en la que los trabajadores permanecen más de 50 horas anuales, eximiendo de medición las zonas de tránsito o de ocupación esporádica.
La exposición de los detectores debe tener lugar durante un período mínimo de tres meses, preferiblemente entre el 1 de octubre y el 31 de mayo, para capturar las condiciones más desfavorables. Alternativamente, la medición puede realizarse a lo largo de un año natural, excluyendo periodos de cierre.
La normativa también especifica el tipo de equipo a utilizar y la cualificación del laboratorio de análisis. Se recomienda el uso de detectores pasivos de trazas, y es un requisito indispensable que todos los detectores sean suministrados y analizados por un laboratorio que cuente con la acreditación UNE-EN ISO/IEC 17025. Las mediciones se deben repetir cada 10 años si los niveles de radón no superan el umbral de referencia y no existen sistemas de remediación activos. Sin embargo, la frecuencia se reduce a cada 5 años en todos los demás casos, como cuando se han instalado sistemas activos de remediación o cuando se tienen antecedentes de concentraciones elevadas.
A continuación, se presenta una tabla que resume los requisitos mínimos de medición de la Instrucción IS-47, lo que sirve como una guía práctica para la planificación de los estudios de radón en diferentes tipos de centros de trabajo:
CARACTERÍSTICAS DEL CENTRO DE TRABAJO | NÚMERO MÍNIMO DE DETECTORES | OBSERVACIONES |
|---|---|---|
Edificios compartimentados tradicionales | Un detector por despacho o habitación | Un enfoque granular para áreas de trabajo individuales. |
Sótanos | Un detector por cada cuarto o sección compartimentada | Esencial para áreas con mayor riesgo de acumulación de gas. |
Áreas de hasta 1.000 m² (oficinas de planta abierta, almacenes) | Un detector por cada 200 m² | Permite una evaluación efectiva de grandes superficies. |
Áreas de hasta 5.000 m² | Un detector por cada 400 m² | Un criterio escalable para instalaciones de mayor tamaño. |
Áreas muy extensas | Un detector por cada 500 m² | Diseñado para complejos industriales y logísticos. |
Centros de trabajo < 200 m² con una sola zona de muestreo | Al menos 2 detectores | Asegura la fiabilidad de la medición en locales pequeños. |
Tabla 1: Requisitos mínimos de medición de radón según la Instrucción IS-47, de 9 de abril de 2025 del Consejo de Seguridad Nuclear.
La Instrucción IS-47 marca un punto de inflexión en la edificación en España, transformando la gestión del gas radón de una preocupación secundaria en una responsabilidad técnica y legal de primer orden. Impulsa una profesionalización necesaria en el sector, donde la salud y la seguridad de los trabajadores deben ser consideradas desde la concepción del proyecto.
En este nuevo panorama, BMI se posiciona no sólo como un proveedor de productos, sino como un socio estratégico para los profesionales de la edificación, ofreciendo sistemas completos y probados, como Monarflex y Easi-Sump. Estos sistemas, respaldados por la experiencia global y la validación técnica, no solo garantizan el cumplimiento de la normativa sino que contribuyen de manera activa a la creación de espacios de trabajo más sanos y seguros. La compañía, a través de recursos como la y los cursos de la , ofrece un apoyo integral que va más allá de la venta, proporcionando la formación y el asesoramiento necesarios para que los profesionales afronten con confianza los desafíos de esta nueva era de la edificación.